jueves, febrero 16, 2006

Adiós al Yo

1. Yo me constituyo en el Otro, el Otro es constituído por mí. Tal es la realidad inefable de nuestro aprendizaje, de nuestra constitución como individuos de una sociedad.
El el Otro el que me hace ser quién soy, yo no soy sino el Otro encarnado en un mí. Pero tal situación no se limita a una pasiva aceptación.
Yo a su vez imprimo mi Yo sobre aquél del Otro que es él siendo Yo.
Como el huevo y la gallina, pero con una diferencia que es algo más que un matiz

2. El Otro no es un Otro-Madre, ni un Otro-Familia. El Otro-Madre y el Otro-Familia operan a su vez en base a una constitución de Sí que proviene de otros Otro que les han antecedido.
Yo soy el Otro de una cierta tradición en mí.
Por tal entenderé un Sí, y de aquí en más hablaré del Sí.

3. Podríamos metaforear y decir que el Otro en mí es la patitura y que lo que hago no es sino interpretarla.
Para algunos tal rol, el de intérprete se transformaría en el de mero intérprete.
Pero el rol de éste no es simplemente el de elegir cómo decir lo dicho en la partitura. Su música se inscribe en la partitura, pero a su vez la recrea.
Cada ejecutante reescribe instantáneamente la partitura.

4. Así las cosas, la indefensión individual frente al Todo es manifiesta, pero también la necesidad del Todo por sus individuos constituyentes.
Recuérdese en todo momento que sin embargo no hablamos de una relación en pie de igualdad.

5. De acuerdo con este modo de comprensión de Sí y del Otro, no hay un Sí sin un Otro.
Cabe pues preguntarse si a partir de esta comprensión es posible filosofar en clave subjetiva o psicologicista.
No lo creo así.

6. La recta comprensión del mundo en que vivimos nos permite entender la fragilidad de nuestro Sí individual. Sometámonos a las escalas cósmicas, de tiempo y de espacio y comprenderemos cuán poco somos.
Considéremoslo a partir de una comprensión social y entenderemos que somos Otro.

7. Una aclaración previa importante. En modo alguno estas líneas pretenden quitar importancia a la Psicología, quién antes fuese aludida. Ni tampoco propender al uso terapéutico de corrientes que se prentenden más objetivas.
El fin de la Psicología es la cración de teoría útil al desenvolvimiento de tratamientos y a la comprensión individual.
Pero de lo que estoy hablando no es de Psicología, sino de Filosofía. Y aquí los psicologismos son inevitablemente irrelevantes.

8. El hombre (anthropos) medida de todas las cosas, decía Protágoras. En una de las líneas de interpretación de esa frase, no es el hombre puntual, sino el Hombre genérico.
Si las cosas son medidas en la medida del Hombre es que es el hombre el que mide.
La autoreferencia, lejos de constituírse en un problema, es una necesidad (inevitabilidad) de nuestra posición, y constitución.

9. El Hombre es síempre el Otro, pero el Otro que incluye el Sí.

2 Comments:

Blogger Fernando Gutiérrez Almeira dice...

devolver la psiquis al holismo cósmico no subsana este desgarramiento de re-conocerse. la identidad... ese trago amargo que trepana con dolor y muerte nunca compartida por otro. tu dolor no es mi dolor, mi dolor no lo conoces, no lo sientes, está fuera de tu alcance. y con dolor, mi camino, porque no hay camino sino que se traza con cada paso la ruta nunca antes recorrida por otros, con cada elección desde aquí, ahora.
tal vez sea ilusión, tal vez le digamos adiós mil veces, pero el yo quiero, el yo puedo, el yo creo o destruyo, la faz moral del acto, todo lo que implica responsabilidad, se mantiene al menos como ilusivo, como apariencia. el yo... una metáfora quizás, pero ¿que sería del universo sin este narciso? es el viceversa del holismo, claro. y si no hay apariencia tampoco hay realidad.

13:15  
Blogger hardland dice...

Lo primero, es que no apelo a un "holismo cósmico". No me parece que sea por ahí la cosa. En el punto #2 lo dejo bastante claro, creo. La "transgesión" del yo se hace en un sentido "tradicional".

Cuando hablo de escala "cósmica" lo hablo para señalar la insignificancia del yo, en tanto punto desde el que hacer filosofía.

Segundo, cuando hablas de "trago amargo", y otras expresiones similares, colocas la filosofía en esa clave psicologista que considero innecesaria, y es más, indeseable.

Una vez un amigo actor decía: "No importa si el actor siente o no a su personaje, importa que transmita al espectador la emoción de éste. Si lo siente pero no lo transmite, deja de ser actor, y es un sentidor".

Un filósofo es alguien que reflexiona sobre el mundo. No importa lo que sienta. De nuevo, un sentidor no es lo mismo.

Luego haces intervenir a la moral. Eso necesitaría una discusión entera. Brevemente, diré que para mí la moral es una suerte de "consecuencia" de las opciones polítticas que uno ha tomado.

Así las cosas, no se trata de una relevancia de lo moral desde lo individual, sino de la elaboración política desde lo colectivo, y la sujección de la moral a esa elaboración.

El espacio del yo, legítimo en la emoción individual, en el análisis del psiquismo y en otros campos, no le veo lugar en la filosofía.

Y sobre todo por ésto último: cuando reflexionamos sobre ese psiquismo individual (o sea cuando hacemos psicología filosófica) no podemos dejar de pensar en forma general.

Una vez más estamos signados por el estagirita, "no hay episteme sino de lo general".

20:53  

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